El Queen Mary 2 fue inaugurado en 2004 por la Reina Isabel II. El que es uno de los trasatlánticos de lujo más imponentes del mundo combina la sobriedad de su estilo británico, alejado del exceso de atracciones de otros barcos, con su ya célebre atención al pasajero. Desde el instante en el que se pone el pie a bordo, el buque despliega genera sensaciones imborrables.
Los 1.300 camarotes llegan a albergar a 3.000 viajeros, con modelos de cabina que se adaptan a todos los bolsillos. Los más sencillos cuentan con todo lo que se le puede esperar de una habitación de cinco estrellas. Los apartamentos y las suites penthouse ofrecen servicios exclusivos como mayordomo, balcones privados y la posibilidad de organizar eventos particulares.
Tres piscinas, una de ellas exterior, y dos centros de spa son lugares idóneos para dejarse mimar por profesionales que siempre aconsejan qué tratamiento o masaje tomar. Los aficionados al deporte no deberían viajar sin sus zapatillas, porque cuentan con un amplio gimnasio. En la cubierta hay una zona específica para tomar el sol.
Cuando llega la noche se encienden las luces de los dos casinos y del planetario. Una amplia biblioteca y una sala de acceso a Internet mantienen siempre las puertas abiertas, así como una guardería para dejar a los niños inmersos en actividades adaptadas a su edad. En la zona de tiendas es posible adquirir ropa, joyas o cualquier tipo de productos para regalar.
La gastronomía es un pilar básico de la experiencia Queen Mary 2. La única dificultad que hallará el pasajero será la de decidirse entre el Restaurante King Court, el Queen Grill o el Tood English, por citar solo algunos. Para tomar una copa son perfectos el Club Commodore y el Pub Golden Lion, y la discoteca permanece abierta hasta altas horas de la noche.